martes, 8 de marzo de 2011

1778, Filadelfia: Si él hubiera nacido mujer :: Eduardo Galeano



De los dieciséis hermanos de Benjamín Franklin, Jane es la que más se le parece en el talento y fuerza de voluntad.

Pero a la edad en que Benjamín se marchó de casa para abrirse camino, Jane se casó con un talabartero pobre, que la aceptó sin dote, y diez meses después dio a luz a su primer hijo. Desde entonces, durante un cuarto de siglo, Jane tuvo un hijo cada dos años. Algunos niños murieron, y cada muerte le abrió un tajo en el pecho. Los que vivieron exigieron comida, abrigo, instrucción y consuelo. Jane pasó noches en vela acunando a los que lloraban, lavó montañas de ropa, bañó montoneras de niños, corrió del mercado a la cocina, fregó torres de platos, enseñó abecedarios y oficios, trabajó codo a codo con su marido en el taller y atendió a los huéspedes cuyo alquiler ayudaba a llenar la olla. Jane fue esposa devota y viuda ejemplar; y cuando ya estuvieron crecidos los hijos, se hizo cargo de sus propios padres achacosos y de sus hijas solteronas y de sus nietos sin amparo.

Jane jamás conoció el placer de dejarse flotar en un lago, llevada a la deriva por un hilo de cometa, como suele hacer Benjamín a pesar de sus años. Jane nunca tuvo tiempo de pensar, ni se permitió dudar. Benjamín sigue siendo un amante fervoroso, pero Jane ignora que el sexo puede producir algo más que hijos.

Benjamín, fundador de una nación inventora, es un gran hombre de todos los tiempos. Jane es una mujer de su tiempo, igual a casi todas las mujeres de todos los tiempos, que ha cumplido su deber en esta tierra y ha expiado su parte de culpa en la maldición bíblica. Ella ha hecho lo posible por no volverse loca y ha buscado, en vano, un poco de silencio.

Su caso carecerá de interés para los historiadores.


[Galeano, Eduardo, Memorias del fuego II. Las caras y las máscaras (1991), México, Siglo XXI, pp. 61 y 62.]

PUEDES ESCUCHARLO, LEÍDO POR EL MISMO EDUARDO GALEANO. Pincha en el reproductor.

2 comentarios:

  1. No debemos olvidar a tantas mujeres, visibles e invisibles, que con sus esfuerzos han conseguido que hoy podamos desemascararnos de muchos papeles que nuestra cultura, como otras muchas, nos han obligado a representar por ser mujer, alejándonos de lo que por naturaleza nos pertenece: libertad e igualdad. El machismo es una actitud extrema y como tal debemos seguir luchando todxs para que sea él el que quede en el olvido.
    Gracias Régulo por detenernos en el 8 de Marzo.
    Les dejo, para la reflexión,una cita de María Zambrano:
    “Todo extremismo destruye lo que afirma”
    Feliz carnaval.
    Emma.

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  2. Carmen Hernández Pérez16 de marzo de 2011, 20:53

    Profe :O ya lo había escuchado pero no había podido comentar...me parece muy mal que simplemente por el echo de nacer de un sexo o de otro tengamos que perder oportunidades en la vida. Creo que el machismo es un problema que sigue afectando hoy en día a muchas mujeres indefensas. Sería un sueño cumplido, que algún día pudiesemos hablar de hombres y mujeres con las mismas caracteristicas, o sea, que llegue el momento en el que se afirme sin miedo a las consecuencias: TODOS SOMOS IGUALES!!!
    Un saludo :)

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