viernes, 9 de noviembre de 2012
Cinco sueños, I
Por Alba Hernández Tejeda - 1º de Bachillerato A
1
DESPIERTA y se mueve, se levanta y camina, rompe la piedra que le oprimía durante la eternidad, vuelve a la vida…Huele a sangre, borboteante, de un brazo herido, dolor. Le brillan los ojos como fiera en la oscuridad; es el momento de que corramos; ya no hay vuelta atrás.
2
TIC, TAC, TIC, TAC…suena el reloj, noche en calma, almas dormidas. Se abren mis ojos; ante mí, una sombra me hiela la sangre, sudor frío. Impotente, ante mí, me señala y susurra; no debo dormir, y mucho menos despertar, solamente ocultarme.
3
CUATRO PAREDES que oprimen mi alma, cuatro paredes que me encierran como lápidas. Bajo tierra me encuentro. Grito con todas mis fuerzas, pero en vano se queda. No puedo hacer nada, únicamente esperar. Y el tiempo pasa. No sé cuánto llevo así, no sé por cuánto podré aguantar.
4
AL FRENTE me encuentro, de un velero sin rumbo. No tengo ni origen ni destino; la soledad es mi fiel compañera. Paz y tranquilidad encuentro en la brisa del mar, no lo puedo evitar. De repente, allá a lo lejos, el mar se acaba y cae como una enorme cascada. Me dirijo hacia allí. Ya no puedo regresar. Los astros y los dioses observan mi destino. ¿Será verdad que aquí acaba mi largo camino?
5
LA NIEBLA envuelve mi hogar. Como en un cementerio, la noche invade la luz y todo es oscuridad. Abro la puerta y múltiples figuras humanas me vigilan con ira. No sé qué pasa, ¿acaso es esto una pesadilla? De repente, nace un incendio y arrasa todo a su paso. Las figuras se derriten, como cera carcomida por el fuego.
—¡Maldito mortal!— me susurran con un trago de su último aliento.
[Texto escrito como experiencia de creación realizada en clase tomando como texto de partida una selección de los 88 sueños de Juan Eduardo Cirlot mientras escuchábamos música del grupo islandés Amiina. Noviembre de 2012]
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