viernes, 16 de noviembre de 2012

Cinco sueños, III

Por José Fabián Pacheco - Primero de bachillerato - A
Esther Schall :: Bright dreams


1 
Camino hacia unas llaves tiradas en el campo. Paso tras paso las veo más lejos, y aunque corra, no consigo alcanzarlas. El suelo se mueve en contra de mí; caigo y desaparezco. Las llaves también.
Caminando entre un mundo que tiene prisa todo se ralentiza y se para. En un instante todo comienza a retroceder: las personas, los coches, las agujas del reloj, el calendario… Tras un rato sólo aprecio una llanura verde y virgen. Creo que todo comenzará de nuevo. Por un momento no veo nada; nada de nada.
3 
En un bosque encuentro un río y lo sigo. Ladera abajo, entre plantas y animales salvajes, y sólo me acompaña el susurro del agua, que me guía hasta que llego al mar. Me siento, miro al horizonte, respiro y espero hasta que se ponga el Sol. Debo irme, pero es demasiado tarde. Todo ha acabado.
4 
Sentado en una habitación vacía, pierdo la mirada en el suelo, sus baldosas y sus grietas. Tras unos segundos perdido en mi imaginación reacciono y me doy cuenta de que no sé por qué miro al suelo. Pero me siento bien y vuelvo a agachar la mirada, y me doy cuenta de que no hay grietas, ni baldosas, ni suelo… De hecho, no hay habitación.  
5 
Acostado en el prado miro al cielo. Las nubes de la tarde se convierten en muchas cosas: gatos, aviones, casas, ovnis, fantasmas… Todo desaparece y me dejo dormir.


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